Dolmen de AITZKOMENDI
Localidad EGILAZ (San Millán) ARABA.
Dolmen situado junto a la antigua N-1. | A 8 kilómetros de Zadorra Etxea.
Cómo llegar desde Salvatierra / Agurain
Coge la carretera A-2128 hacia el puerto de Opakua.
Tras cruzar la autovía de la N-1 coge a mano izquierda la carretera A-3138 que va paralela a la autovía. A 5 km hay un cruce a mano izquierda que indica Egilaz.
Al llegar al pueblo sigue las indicaciones y coge la antigua carretera N-1 hacia el Oeste del pueblo.
Al final del pueblo se encuentra el aparcamiento.
Para regresar a Salvatierra-Agurain continua por la misma carretera y accederás a la autovía.
Breve historia
Ricardo Becerro de Bengoa realiza una visita al dolmen hacia 1878 y comenta “ trepamos a la pequeña alturita: allí en el fondo, en la concavidad de la artificial acumulación de tierras está el grandioso dolmen de Eguilaz; el magnifico sepulcro de los guerreros Celtas. Mide el montículo 280 pasos de perímetro en su base.
El monumento se compone de 6 megalíticas piedras calizas, y una arenisca, (la que mira al norte), puestas en pie, de cerca de 70 centímetros de espesor por 3 metros de altura, coronadas por otra colosal del mismo grueso y de más de 4 metros de longitud por 3 de anchura.
Descubierto en 1832, por un labrador que araba con sus bueyes en aquel término, fue explorado es su interior, donde se hallaron multitud de esqueletos, cuyos cráneos bien conservados aún, tenían muelas perfectas y de un color natural en sus mandíbulas.
Halláronse también varias puntas de lanza o o flecha de cobre, al- gunos de cuyos restos se enviaron a la Academia de San Fernando, con una memoria que escribió el entonces alcalde de Salvatierra, Don Pedro Andrés de Zabala, (Enero de 1833). Dice este señor en ella, entre otras cosas curiosas, que los esqueletos eran de hombres y muchachos, ninguno de mujer; y que además del dolmen se descubrió un camino cubierto, que iba a dar a él desde el borde inferior del montículo, formado por grandes piedras y de poco más de 1 metro de altura, y otro tanto de anchura; y que en la tierra de alrededor había muchas cenizas y vestigios de fuego…”.
La última persona enterrada en el dolmen de Aizkomendi, fue un soldado de Napoleón que huía de Vitoria en 1813.
Los botones imperiales de su casaca aparecieron entre los más de 300 cuerpos desenterrados en este túmulo funerario del Neolítico, el más grande y el primero en ser descubierto en el País Vasco.
5.000 años después de ser construidos con la técnica más simple, se seguía usando como fosa alternativa al cementerio católico.